Leasing vs Renting: cuál elegir

En este post vamos a ver qué son exactamente el leasing y el renting, dos modalidades de contratos de arrendamiento que tienen en común el disfrute de un bien en alquiler a cambio del pago de una cuota mensual. Pero que difieren en los derechos que otorgan para una posible propiedad posterior, es decir en la opción de compra al finalizar el contrato. 

Así, veremos las diferencias sustanciales que hay entre ambos, cuál saldría más barato y los supuestos en los que estaría recomendado elegir uno u otro. 

Igualmente, también hablaremos sobre la nueva variedad de renting surgida que sí incluye la opción a compra, y que es ofertada sobre todo en el sector del automóvil para particulares. 

Con ello, abordaremos el leasing y el renting en todas sus vertientes, que resulta clave conocer para poder tomar decisiones financieras informadas. 

¿Qué es el Leasing? 

El leasing es un arrendamiento financiero por el que se cede el uso de un bien durante un periodo de tiempo determinado a cambio de una cuota.  

El principal rasgo distintivo del leasing es que ofrece la posibilidad de compra al finalizar el contrato, para que el arrendatario pueda obtener la propiedad del bien abonando el valor residual que quede. Esto siempre que lo desee, ya que tiene la opción de ejercer o declinar su derecho de adquisición. 

El contrato de leasing tiene que hacerse en un ámbito relacionado con la actividad económica, por lo que el arrendatario debe ser una sociedad, empresario o autónomo que vaya a explotar el uso de ese bien con fines económicos.  

De ahí, que entre los bienes objeto de leasing suelan estar vehículos de empresa, maquinaria industrial, equipos tecnológicos costosos como ordenadores industriales y servidores, etc. 

También pueden entrar inmuebles, siempre que se destinen a actividades comerciales, ya que este tipo de contrato de arrendamiento financiero está prohibido en viviendas, por lo que el alquiler con derecho a compra de estas no puede plantearse nunca como un leasing. 

Por lo general, este tipo de operaciones de leasing se realizan a través de entidades financieras que aportan la financiación necesaria. 

¿Qué es el Renting? 

El renting es un contrato de arrendamiento mercantil, que permite el uso de un bien por parte de un beneficiario durante un plazo de tiempo determinado a cambio de un pago, que normalmente se abona también en cuotas

En este caso se excluye la posibilidad de comprar, lo que implica que a la finalización del contrato este debe renovarse con la empresa de renting para poder seguir disfrutando del bien, o el mismo habrá de ser devuelto. 

Diferencias clave entre Leasing y Renting 

 

Existen varias diferencias sustanciales entre el leasing y el renting, más allá de la opción de compra, y por tanto del acceso a la propiedad tras el periodo de arrendamiento. 

En primer lugar, se distinguen por el tipo de contrato, ya que el del leasing es un arrendamiento de tipo financiero, por lo que requiere la participación de una entidad de crédito para su formalización. Mientras que el renting es un mero acuerdo mercantil entre dos partes que no precisa del concurso de una entidad financiera. 

Con el renting, en contraposición al leasing, quedan cubiertos los gastos de mantenimiento, seguros y obligaciones fiscales derivadas de la tenencia del bien. Aunque como contrapartida esto se traduce en unas cuotas más altas, compensadas en parte por el hecho de que en el leasing o arrendamiento financiero se suela abonar una cuota de entrada suplementaria en concepto de costes de apertura. 

Además, esa exención de los gastos asociados a la óptima conservación del bien también tiene sus consecuencias, al poder implicar que en los contratos de renting se introduzcan limitaciones al uso, por ejemplo, a la hora de no rebasar un determinado número de kilómetros en el caso de los coches. 

Asimismo, el renting suele acarrear el pago de una fianza como garantía, de la que se deduciría el importe de posibles daños en los bienes en el momento de su devolución.  

El contrato de leasing, por su parte, al ir asociado a bienes orientados a una actividad económica ofrece a empresarios y autónomos la posibilidad de deducirse el coste que les suponga en las declaraciones fiscales de sus empresas y negocios. En cambio, los particulares no pueden desgravarse el renting, debido a que esto solo puede efectuarse si los bienes se utilizan para actividades empresariales, en cuyo caso resultarían deducibles las cuotas y el 50% del IVA soportado. 

El renting, por lo común, da la opción de cancelación anticipada, antes de que se cumpla toda la duración del contrato. Sin bien, tendría las correspondientes penalizaciones, que puede ser mayores o menores en función de si aplica alguna duración mínima que haya podido estipularse.  

Los leasings también serían cancelables, pero los costes por hacerlo serían mayores, dado el perjuicio ocasionado a las perspectivas de rentabilización de la inversión realizada por la entidad financiera. 

¿Cuál elegir según tus necesidades? 

En caso de poder elegir, el contrato de renting siempre va a ser la mejor solución para bienes que se queden obsoletos pronto, desde todo lo que tenga que ver con dispositivos informáticos hasta maquinarias de empresas. En estos casos, la opción de compra va a tener poco sentido al acabar el plazo de arrendamiento, y haya mejores alternativas en el mercado accesibles de nuevo por la misma vía. 

De igual modo, dado que con el renting no se asumen los gastos de mantenimiento, compensa hacerlo cuando este tenga unos requerimientos especiales traducible en costes, aunque a cambio se tengan que asumir unas cuotas mensuales mayores. Este sería el caso, por ejemplo, de vehículos de alta gama cuyos recambios y servicios oficiales sean muy costosos, o de maquinaria industrial que precise revisiones técnicas frecuentes. 

Las ventajas del leasing van asociadas a todo lo que implica poder obtener el bien al final, y amortizar de ese modo las cuotas que se han ido abonando a lo largo del tiempo.  

Además, el leasing brinda una mayor flexibilidad, ya que al ser la compra posterior opcional puede evaluarse llegado el momento si el valor del bien hace que merezca la pena.  

Otro aspecto para valorar es que el renting suele ofrecer menos variedad en cuanto a tipos y modelos, por ejemplo, de vehículos, por la sencilla razón que las empresas de renting deben limitar su oferta por los problemas operativos y económicos que supondría mantener grandes flotas en stock. 

Esto no es un problema con el leasing porque, a diferencia del renting, el leasing permite elegir el bien específico que se desea obtener, ya que el contrato está más orientado a la financiación de la compra del bien seleccionado por el cliente, lo que da a este mayor libertad para escoger tipos, modelos y características. 

En general para quienes puede elegir entre las dos alternativas, en teoría solo empresarios o autónomos, el renting es la solución ideal para tener unos gastos previsibles, aunque implique tener una cuota más alta. A cambio, desaparecen los gastos variables de mantenimiento, seguros, etc., que además también suponen tiempo y calentamientos de cabeza. 

Más que la tenencia posterior, el principal valor añadido del leasing es la opcionalidad, que permite que al acabar el contrato se pueda valorar en ese momento si compensa quedarse con el bien o no. 

En los últimos tiempos ha aparecido una tercera vía que sería el renting con opción a compra, una especie de leasing para quienes no pueden acceder a él legalmente. Sin embargo, esta posibilidad de obtención del bien no quedaría reflejada en el contrato, por lo que a su finalización habría que negociar con la empresa, que en el último término puede reclamar el precio que desee. 

Con todo, la adquisición de un vehículo disfrutado en renting con opción a compra puede ser una apuesta interesante en ciertos casos, por ejemplo, si la alternativa es adquirir un coche desconocido de segunda mano por un mayor precio y peor conservado. 

¿Qué es más barato el Leasing o el Renting? 

El renting por lo común será más barato que el leasing, al liberar de gastos importantes como el mantenimiento, las reparaciones o los posibles seguros asociados al bien arrendado.  

Pese a que en el contrato de alquiler del renting puedan establecerse cuotas mensuales más altas que para la otra alternativa, a la larga compensaría, sobre todo si hablamos de bienes con unas necesidades frecuentes de puesta a punto, asistencia especializada, piezas de recambio… O que vayan asociados a pólizas costosas de aseguramiento. 

En cualquier caso, ambas opciones ofrecen la oportunidad de poder beneficiarse de manera económica de un bien sin tener que adquirirlo, por lo que ya la elección de una u otra iría en función de las características del bien y el uso que se le vaya a dar. 

Esperamos que este post sobre la diferencia entre leasing y renting te haya sido de utilidad para poder tomar decisiones financieras informadas, ahora o en un futuro. 

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